LAS COSAS A MI ALREDEDOR
Mi habitación, es un lugar espacioso y bastante completo. En mi casa hay 3 dormitorios, pero a mi parecer, el mío es el más bonito de todos. La gama de colores que escogimos es debido a que son mis colores favoritos, y aunque pueda parecer muy simple, para mí es perfecta. La puerta da a un largo pasillo en el cual se conectan casi todos los lugares de la casa.
En la pared que se ve de frente hay varios módulos de estanterías y cajones en los que hay colocadas pequeñas decoraciones con un significado muy importante para mí.
En la pared izquierda está una de las cosas más importantes, hay un mapamundi que recoge todos los lugares a los que he viajado, a los que quiero viajar, y a los que ya tengo planeado ir. A cada categoría le corresponde un color, así que al ver el mapa, las personas que vienen suelen intuir el significado de cada uno de ellos. Lo bueno de este mapa es que, cuando miro los lugares en los que he estado, me vienen recuerdos de cada viaje que he hecho, y me quedo observándolo pensando en las nuevas marcas que colocaré en un futuro. Es lo que más impresiona de mi habitación ya que ocupa gran parte de ella, por lo que, como llamaba suficiente la atención, en la pared de la derecha no quise poner nada más.
Mi habitación, el motivo por el cual he elegido este lugar es muy simple. Es el sitio en el que me siento segura, ha ido cambiando con el tiempo al igual que yo. Está adaptado a la perfección a mi personalidad y a la forma que yo encuentro más acogedora.
Por este lugar han pasado una gran cantidad de personas, y todas ellas han dejado una marca en mi vida. Poco a poco he ido añadiendo elementos que me hacen recordar momentos especiales, y por eso siento que nada de lo que coloque es molesto.
Durante las distintas etapas de mi vida, mi habitación se ha adaptado a mis necesidades, y aunque sea mi espacio seguro, tenía claro que no podría quedarme ahí para siempre. Al irme a vivir a otra ciudad, he tenido que adaptar los nuevos lugares en los que me toca pasar gran parte de mi tiempo para que, al menos, me sienta en una muy pequeña medida, igual a lo que siento cuando estoy en casa. Pero, no voy a mentir, ningún lugar puede aportarme la misma calma.
Mi habitación ha ido cambiando con mi criterio y el de mis padres. Ellos me han aconsejado durante mis años de vida sobre todo lo que creían oportuno, y mi habitación es una de ellas. Los cambios que ha ido experimentando han sido una decisión hecha por los tres, y aunque la mayoría del tiempo yo esté ahí, cuando mis padres vienen también sienten esa parte de calma. Siempre recordaré el día que decidimos cambiarla, al terminar la reforma estábamos muy contentos con el resultado, porque era tal y como la habíamos imaginado.
No cambiaría nada de ella, porque todo lo que hay han sido recuerdos que me han acompañado, y cada elemento es como una caja de buenas emociones creadas por gente que aprecio.
PETER ZUMTHOR «ATMÓSFERAS»
En este texto, Peter Zumthor habla de la arquitectura como una atmósfera, y la describe con varios puntos que, a su parecer, son la base de lo que las crea. Desarrolla cada uno de ellos con una visión muy profunda, que hace que el lector se sienta conmovido y le haga cambiar su forma de ver un trabajo tan digno como es el de ser un arquitecto.
Según el autor, utiliza el concepto de “atmósfera” debido a que no se deja llevar por las primeras impresiones, observa un lugar, lo percibe, y siente qué es. Al principio comienza contando los fundamentos en los que se basa un arquitecto, las preguntas que se hace a sí mismo, y cómo crear una armonía entre los elementos que componen toda una estructura. Divide en nueve minicapítulos su camino para crear esas atmósferas de las que habla al principio.
Comienza hablando sobre “El cuerpo de la arquitectura”, y en él hace referencias del cuerpo humano relacionadas con los inicios de una construcción, los primeros pasos para crear un espacio.
El segundo, es “La consonancia de los materiales”, donde nos cuenta cómo los materiales se adaptan al entorno y la armonía que crean. Dependiendo de lo que se busque, habrá materiales más o menos adecuados, y no solo por su funcionalidad, sino por la sensación que aporten a la gente que los percibe.
A continuación, el tercero es “El sonido del espacio” y, para mí, uno de los más interesantes. Cada edificio tiene un sonido particular, y por ello también una personalidad propia, pero también es muy gratificante cuando estamos en un espacio en silencio absoluto. El sonido puede hacernos percibir esa atmósfera de la que se habla de una forma muy profunda.
El cuarto es “La temperatura del espacio” en la que se recalca la importancia de la elección de los materiales que constituyen una estructura, ya que la decisión de escoger entre uno u otro no solo se hace con un objetivo práctico, sino también para aportar a las personas que se encuentran en él sensaciones psíquicas.
Sigue con el quinto capítulo en el cual se ha centrado la práctica anterior, “Las cosas a mi alrededor”, y al leer este punto, me he sentido muy identificada con todo lo que relata el autor. Lo bonito de los espacios es lo que las compone, ya que cada objeto tiene un trasfondo significativo para la persona que los ha escogido.
El sexto punto es “Entre el sosiego y la seducción”, donde se enfoca en la libertad de las personas a moverse con los espacios. Crearlos de forma que las personas que se encuentran en él se sientan libres.
Continua con “La tensión entre interior y exterior”, en el séptimo nos explica la gran diferencia entre estos dos espacios, y cómo en ellos se albergan los objetos. En el exterior, la gente puede mirarlo y hacer una idea ellos mismos de cómo piensan que será en el interior, pero en realidad puede no ser como creían, ya que es algo que solo ven aquellos que se adentran.
El octavo es uno de los más interesantes para el autor, “Grados de intimidad”. Se centra en el tamaño, la masa y el peso de las cosas, él siente que es importante la relación entre estos conceptos y uno mismo, es decir, la proporción entre la persona que se encuentra en el lugar con los elementos que lo forman.
Finaliza con el noveno punto, “La luz sobre las cosas”. Trata sobre cómo actúa la luz sobre las diferentes superficies de un hogar, y cómo se estudian las sombras y las iluminaciones. Por ello, también podemos elegir dónde colocar ciertos objetos en los que queremos que la luz actúe sobre ellos.
No obstante, el autor añade tres nuevos apéndices que son incluso menos objetivos que los anteriores, y se centran más en su propia opinión. Comienza hablando sobre “Arquitectura como entorno”, en el que remarca la importancia que tiene para él el entorno a la hora de hacer un edificio, y cómo este va a envejecer y servir para generaciones antiguas. Continúa con “Coherencia”, donde deja claro que para Peter, el mejor cumplido es que le digan que lo que construya, tengan una armonía en todos sus elementos y que la gente sepa verlo y encuentre una explicación en el uso. Y por último, “La forma bella”, enfocándose en el hecho de que él encuentra la belleza de sus proyectos cuando el proceso ya está finalizado, y aunque en papel pueda parecer precioso, a la hora de construirlo incluso él puede sorprenderse del resultado final.
Este texto me ha parecido una forma muy sensible y cercana de hablar de la arquitectura, que hace que todo el que lo lea, se sienta un poco más cercano a esto que algunos llaman “arte”. Un arquitecto no solo tiene que conformarse con lo sencillo, sino también trabajar con ayuda de sus sentimientos y elementos exteriores que ayudarán que el producto final sea enriquecedor tanto para él mismo como para el resto.